El viernes 2 de septiembre fui al
supermercado y en la sección conservas me topé con un tarro de jurel que hasta
hace algunos años era famoso porque en su etiqueta se anunciaba que contenía jurel tipo salmón.
Me sorprendí gratamente al ver que le habían
quitado la leyenda Jurel tipo salmón y
le pusieron simplemente Jurel,
acompañado de las frases Al natural y Contiene
omega 3. Cuida tu corazón. Aparte de estos cambios, la etiqueta conserva el
color y las grandes letras del nombre de la empresa pesquera: San José.
El engaño de la pesquera San José se mantuvo
por muchos años, hasta que salió una ley que obliga a las empresas a declarar
exactamente lo que contienen los envases, sin martingala alguna. Esta ley tiene
ya varios años de existencia, pero mi encuentro con el tarro fue reciente.
Jurel tipo salmón se hizo famoso como sinónimo de aparentar algo que no es o una cuestión
falsa. Esta oración fue citada en múltiples ocasiones en columnas de opinión en
los medios de comunicación para resaltar lo mismo que yo estoy diciendo aquí.
Para mí, además, era el símbolo de esa
tendencia de algunos empresarios y de personas dedicadas al comercio a engañar
a sus clientes con el fin de obtener más ganancias con un esfuerzo menor.
También se puede afirmar que al obrar así, estos empresarios abusan de la buena
fe que tiene la gran mayoría de las personas.
Qué duda cabe que este tarro y su etiqueta
fue usada como escarapela por los dueños y ejecutivos de las tres más
importantes cadenas de farmacias que se coludieron para concordar precios
abusivos; así como por los ejecutivos de La Polar que inventaron un sistema
para cobrar intereses usureros y engañar a las autoridades y al mercado
financiero; y también por los propietarios y académicos de un par de
universidades e institutos técnicos de la carrera de perito forense que
impartieron esta carrera sabiendo los jóvenes que egresaran no tenían campo
laboral, etcétera.
Usted puede hacer el ejercicio de
preguntarles a sus amigos si han sufrido algún abuso o engaño en el ámbito
financiero o comercial y me atrevo a vaticinar que todos le contaran uno o más
episodios.
Cuando vi el cambio en la etiqueta del tarro
de jurel realmente me alegré y llegué a imaginar que estaba viendo el inicio de
una nueva etapa en Chile de mayor respeto de parte de quienes fabrican y venden
productos. No digo que este proceso ocurrirá de la noche a la mañana, digo que
ya empezó y será empujado por las personas. También me imagino que alguna autoridad,
superando el temor al poder de los que tienen dinero, pondrá un grano de arena
en esta nueva atmósfera social. Será un proceso largo, pero ya empezó.
Mis amigos no están de acuerdo conmigo en que
podríamos estar en el inicio de una nueva etapa y que continuaremos viendo
nuevos e interminables episodios de engaños, abusos, martingalas y toda clase
de artificios indebidos.
Habrá que
esperar un tiempo para saber quién tenía razón.
Fue muy
alentador ver el nuevo tarro de jurel, destacando sus propias cualidades y no
vistiéndose con ropaje ajenos, aparentando algo que no es. Imagínense que todos
los productos tuvieran esta trasparencia y apego a la verdad. ¡Otro sería este
país!
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